George Ward, teólogo inglés, dijo “El pesimista se queja del viento; el optimista espera a que cambie; el realista ajusta las velas”.
Por Jaime Ancajima. 22 febrero, 2021.Todos vivimos diversa clase de experiencias, buenas y malas, en el ámbito personal, familiar y laboral. Estos hechos nos llevan a ser optimistas o pesimistas sobre nuestro presente y futuro y a establecer un diálogo interno que nos ayudará a saber canalizar nuestras emociones y seguir adelante.
¿Tendremos algún beneficio al ser realistas en ese diálogo con nosotros mismos? La psicóloga española Laura Ruiz, en uno de sus artículos, nos dice que existen seis beneficios cuando vemos las cosas centrándonos en la realidad.
Primero, nos ayuda a reducir las probabilidades de ser sorprendidos, especialmente, por cosas negativas. Esto ayuda a aquellas personas que son metódicas y controladoras. Así, ayuda a no dejarnos llevar por las expectativas y las ilusiones, lo que nos permite, en cierto modo, tener la situación un poco más controlada. Esto incluye la reducción de riesgos innecesarios o de sorpresas no deseadas.
En segundo lugar, nos permite elaborar estrategias y tener metas claras. Esto, nos lleva a realizar un plan que nos ayudará a lograr lo que queremos, y no solo a tener la esperanza del futuro. Tercero, nos permite entender con objetividad y a ser más conscientes de la situación real de nuestros problemas y obstáculos, permitiéndonos entenderlos y superarlos con mayor facilidad.
En cuarto lugar, nos permite pensar positivamente y a no rendirnos, y así, a automotivarnos, esforzarnos y trabajar con constancia para que las cosas nos vayan bien o mejor. Además, podemos hacer una mejor evaluación y planificación sobre los posibles riesgos de una acción y tomar una buena decisión.
De igual forma, Laura Ruiz, nos dice que al ser realistas ponemos a prueba nuestras ideas de una forma más segura y consciente, ya que asumimos la realidad, sin ilusiones, sin exceso de optimismo sin ser demasiado impulsivos.
Finalmente, siendo realistas generamos credibilidad en los que nos rodean, en nuestras familias, en el trabajo y en nuestros círculos de amigos, ya que actuaremos y enfrentaremos situaciones complicadas con expectativas reales y posibles de cumplir.
George Ward, teólogo inglés, dijo “El pesimista se queja del viento; el optimista espera a que cambie; el realista ajusta las velas”. La doctora Ruiz nos dice que todos interpretamos la realidad dependiendo de nuestros deseos, creencias, expectativas, experiencias previas y características personales. Aun así, podemos ser más o menos realistas cuando no nos dejamos llevar tanto por lo que deseamos, sino por lo que estamos viendo a través de ‘nuestros propios ojos’.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.